¿Imagínate tocar 27 millones de puertas en todo el país durante dos meses? Unos 140 mil mexicanos lo hicieron el año pasado y lo que encontraron se encuentra en el Censo 2010, que el INEGI publicó el pasado 03 de marzo. Además de datos estadísticos el informe esta acompañado de una serie de relatos que compartiremos en este espacio durante las próximas semanas.
Edad, sexo, estado civil, lugar de nacimiento, etc. Son algunos de los datos que describen a una población. En el pasado, los censos se hacían al capricho del gobierno del momento. El primer censo regularizado se hizo el 20 de octubre de 1885, pero no se conocieron las cifras hasta cinco años después. México entraba en una etapa donde las matemáticas y la estadística permitieron descubrir otra cara del país. En ese primer censo “formal” habían un poco mas de 12 millones de habitantes. Jalisco y Guanajuato tenían la mayor población del país (cada estado con más de un millón de habitantes). En esa época diez millones de mexicanos no sabían leer ni escribir y casi 6 millones de mexicanos tenían menos de 12 años.
En el censo de 2010 México incrementó en 800 veces el tamaño de su población. Hoy en día las mujeres superan a los hombres por dos millones y medio. El Estado de México cuenta con el mayor número de habitantes, seguido del Distrito Federal y el Estado de Veracruz. Aunque por alguna razón ha comenzado a disminuir la migración de mexicanos hacia los Estados Unidos de América; Guanajuato y Jalisco aportan la mayor población que emigra a EUA. Aunque la mañana de este lunes, durante la presentación del informe definitivo del INEGI, el presidente de México presumió que las condiciones de los más pobres del país han cambiado en los últimos diez años, es de recordar que la República Mexicana aún cuenta con niveles de desigualdad peor que el promedio de países latinoamericanos, de acuerdo al Informe de Desarrollo sobre desigualdad en América Latina y el Caribe.
El sitio web del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e informática de México, tiene la información que se obtuvo en el conteo, ahí también se encuentran historias que los encuestadores encontraron, una serie de relatos que muestran el lado humano de del personal que trabajo en el Censo. Un ejemplo es la historia de Alfredo, un encuestador de León, Guanajuato que estuvo a punto de contabilizar a una niña quien había fallecido dos años atrás, no es una historia de fantasmas, es una historia de los más de 140 mil mexicanos que tocaron a la puerta en búsqueda de una sencilla respuesta.