martes, 7 de junio de 2011

A 22 años de Tiananmen, continúa la ignorancia del hecho en China

En Beijing, a mediados de abril de 1989, estudiantes chinos comenzaron a concentrarse en la plaza de Tiananmen para protestar de manera pacífica contra el gobierno comunista chino y exigir un sistema político más plural. A las pocas semanas no sólo se habían unido más estudiantes, sino también varios trabajadores que creían que el gobierno era demasiado opresivo. Con el paso de los días el número de manifestantes crecía y  se extendía en sus demandas, exigiendo a las autoridades la implementación de un sistema político con mayor apertura.

La respuesta del gobierno ante las protestas intensificadas fue la declaración de ley marcial y la autorización a la milicia de utilizar fuerza letal. Del 3 al 4 de junio de 1989, el ejército chino disparó contra un número desconocido de civiles desarmados, incluyendo a muchos que ni siquiera tenían conexión con las protestas.  

A 22 años del acontecimiento, pese a qué prácticamente el mundo entero sabe de las protestas de Tiananmen, dentro de China se ha logrado ocultar o bien transformar la realidad de lo sucedido por medio de la persecución de supervivientes o familiares de víctimas y también gracias a la censura. Hasta el día de hoy, más de 30 mil agentes se dedican a controlar qué leen los ciudadanos chinos en Internet y más de 2 mil periódicos son publicados diariamente para evidenciar que todo fluye estupendamente gracias a la inconmensurable generosidad y sacrificio de los camaradas del Partido. Todo crítico del Gobierno si no está en la cárcel, va camino a ella.

Semanas después de que el escritor chino Liu Xiaobo se convirtiera en el único preso galardonado con el premio Nobel de la Paz en diciembre de 2010, el gobierno chino intensificó sus ataques contra quienes critican al gobierno. De acuerdo con Human Rights Watch, desde febrero de este año, una docena de abogados, activistas sociales y bloggeros han sido detenidos bajo cargos criminales por las autoridades del país asiático, mientras que al menos otros 20 individuos han sido víctimas de desaparición forzada.  A su vez, el gobierno chino también ha intensificado la censura en Internet, forzado a varios editores de prensa liberal a renunciar e impuesto nuevas restricciones a canales mediáticos del extranjero que se encuentran reportando en Beijing.







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